miércoles, 20 de marzo de 2019

Actividad IV. Mi otro yo

Carta Nº 23

No sé quién leerá esto, pero esta es mi historia.

Aún recuerdo cómo pasó todo, mi vecino Boro tocó a la puerta y nos avisó de que todo iba a cambiar. Pensé que al ser un tipo algo extraño no sería cierto, ojalá hubiese sido así. El gobierno fue masacrado, el toque de queda fue impuesto y nuestros derechos tirados a la basura, así que a la población no le tocó más que colaborar, eso sí, según Coriolanus Snow, por una buena causa. 

Conseguí avisar Arte y despedirme de ella antes de que sonaran las alarmas. Ella, tampoco se creía nada de lo que estaba pasando, decía que estas cosas no le pasarían ni a Batman.  Pocos minutos más tarde, sonaron las alarmas. Avisaban acústicamente de que en pocos minutos habría una programación especial informando las nuevas normas. 

Así fue, España pasó a llamarse ESEA (Estado Seleccionado Europeo Antiguo), las ciudades y pueblos pasarían a denominarse Oblaks, numerados del 2 al 13 y a partir de este último estaría prohibida la salida de cualquier ciudadano de ESEA. También nos informaban que no podríamos vestir con prendas de color rojo, azul y verde, por suerte yo siempre he sido una persona de grises y negros. El siguiente anuncio, fue que los mayores de 18 años debíamos acudir en diversos días a la plaza de nuestro Oblack para realizarnos unos estudios médicos. 

Tuve que esperar hasta el viernes. Una vez allí nos hicieron diferentes pruebas médicas, entre ellas una extracción de sangre, justo lo que más odio. Aquel pinchazo no dolió tanto como lo que pasaría después. 

Me llevaron a una sala en la que había jazmines, la flor preferida de mi abuelo, por lo menos eso me calmaba. Estuve un buen rato paseando por la sala, yo que siempre he detestado esperar. Aproveché para pensar cómo iba a conseguir comida para Lexa, ya que las verduras empezaban a escasear. La puerta se abrió y entró un hombre que se presentó como el comandante Waterford de EDLA, nueva ciudad centro de ESEA. 

No entendía nada de lo que estaba pasando, hasta que el comandante me comunicó que habían encontrado #357 en mi sangre y en la de A’, lo que tanto estaban buscando, la inmunidad biológica. A partir de ahí deje de tener mi propia vida, para dedicarme a servir a ESEA y a sus ciudadanos. 

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