Año 1965 AC. Quizás nadie me conozca, en ocasiones ni yo mismo sé quién soy...Tengo vagos recuerdos de lo que sucedió aquella mañana mientras me encontraba paseando bajo un sol abrasador por mi antigua morada, cerca de Arlés. Por aquel entonces procuraba no alejarme mucho de la zona de caza mientras madre se encargaba de almacenar comida para la reunión de verano, ya que como bien sabido era por todas los clanes de los alrededores, era la mejor cazadora, tanto con el lanzavenablos como con la honda.
Repentinamente empecé a sentir la sangre de mi cuerpo fluir con mucha más velocidad de lo normal, mi pulso se aceleró y los latidos de mi corazón se asemejaban a los ritmos que una vez llegué a escuchar en una de las reuniones de verano provenientes de las tribus que decían que venían del sur los cuales jamás olvidaré, no sólo por la magnitud de sus vibraciones, si no también por las raras vestimentas que portaban aquellos extraños visitantes. Lo que sucedió después no puedo explicarlo...tan sólo recuerdo sumirme en un sueño profundo y despertar encerrado entre cuatro paredes...
Año 1965 DC. La gente que ha pasado por esta mi humilde morada me conoce como ODE. De forma inefable aparecí en el hogar que ahora habito. Muchas de las persona que han pasado por aquí (creedme que no son pocas) me han preguntado cuál es mi origen, de dónde provengo, quiénes son mis padres; cuando les contesto no tengo ningún recuerdo previo y que lo único que recuerdo es despertarme aquí no me creen, divagan en que quizás haya sufrido alguna pérdida de memoria o que quizás no sea capaz de crear memoria reciente.
Bueno, llegados a este punto me gustaría contaros que vivo en una casa que posee tan sólo cuatro habitaciones, de las cuales yo soy el encargado de salvaguardar. Cada una de ellas es un universo en sí misma, de hecho, según cuentan los variopintos huéspedes que ocasionalmente albergo, se puede vivir dentro de ellas las historias más disparatadas que se os puedan ocurrir. Se podría decir que soy el "botones" de mi casa sin serlo ya que, desafortunadamente, no recibo ninguna remuneración por mi labor, pero soy muy feliz aquí.
Cuando no tengo a nadie en casa me gusta ir al final del pasillo que divide las habitaciones con cualquiera de las lecturas que me proporciona un buen cliente, One. Desde este pasillo lúgubre y estrecho veo el patio trasero de la casa. Nadie ha estado jamás ahí y si os soy sincero, yo tampoco. Soy alérgico al polen, así que moriría en el acto si pisase ese terreno que está plagado de girasoles y de rosas. A lo lejos se divisa la silueta de una montaña nevada, la cual según me cuentan varias de mis visitas, es sagrada.
Hay madrugadas en las que despierto con una pesadilla recurrente: siento un viento muy fuerte en mi cara y tengo la sensación de que la piel se me va a desprender, intento ir en cualquier dirección pero el viento me lo impide y entonces es cuando la veo, está siempre frente a mi, se trata de una mariposa gigante que blande sus alas como si de espadas se tratase. El efecto que produce este aleteo hace tambalear los cimientos de todo lo que está a mi alrededor pero, inexplicablemente, yo no me muevo de mi sitio.
Diría que rondo los 50 años, pero no sé si es que quiero que sea así o es que debido a mi inexorable soledad me he vuelto ese tipo de persona ermitaña, arisca, obsesiva y lo peor de todo, con una ira interna que cada día me mata un poquito más por dentro y le achaco todos mis males a la edad. Se podría decir que mi historia se asemeja a un amigo cuadrúpedo de Balí. Aun así, si queréis vivir alguna experiencia paranormal no dudéis en visitarme, estaré encantado de ofreceros alguna de mis acogedoras habitaciones. ¡Ah! vivo en el número 22+1 B de Baker Street, Londres.
Ode.
Hay madrugadas en las que despierto con una pesadilla recurrente: siento un viento muy fuerte en mi cara y tengo la sensación de que la piel se me va a desprender, intento ir en cualquier dirección pero el viento me lo impide y entonces es cuando la veo, está siempre frente a mi, se trata de una mariposa gigante que blande sus alas como si de espadas se tratase. El efecto que produce este aleteo hace tambalear los cimientos de todo lo que está a mi alrededor pero, inexplicablemente, yo no me muevo de mi sitio.
Diría que rondo los 50 años, pero no sé si es que quiero que sea así o es que debido a mi inexorable soledad me he vuelto ese tipo de persona ermitaña, arisca, obsesiva y lo peor de todo, con una ira interna que cada día me mata un poquito más por dentro y le achaco todos mis males a la edad. Se podría decir que mi historia se asemeja a un amigo cuadrúpedo de Balí. Aun así, si queréis vivir alguna experiencia paranormal no dudéis en visitarme, estaré encantado de ofreceros alguna de mis acogedoras habitaciones. ¡Ah! vivo en el número 22+1 B de Baker Street, Londres.
Ode.
Genial
ResponderEliminarEn siguientes clases hablaremos de mariposas y Ashaverus
ResponderEliminar¡ Me encanta la película de four rooms !
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