miércoles, 13 de marzo de 2019

Actividad IV. Mi otro yo.


EL BAILE


Mi sueño siempre fue ser primer bailarín y deslumbrar al mundo en el Teatro Real o en el Bolshói. Veía en los carteles mi nombre en letras grandes, Adam Kellov. Estuve a tan solo 3 meses y 19 días de conseguirlo. No me lo impidió mi alergia a las orquídeas, tampoco mi pánico a las audiciones. Lo que cambió mi destino y el del resto de la humanidad fue la gran peste azul. Esa que sumió al 70% de la población en lo que se denominó ‘El delirio’ durante semanas. Cuando resurgimos de aquella enfermedad, teníamos úlceras permanentes, piel de color cerúleo y las capacidades motrices menguadas.
Lo peor fue que creció en nosotros la necesidad de comer carne cruda, carne humana. Así que sí, soy un zombi. Fue un gran problema durante varias décadas, pues nuestros impulsos eran superiores a nuestra capacidad de raciocinio, aunque ahora lo estamos controlando. Esto es gracias a que nos dimos cuenta de que los que somos abstemios de carne humana no nos deterioramos. En cambio los que sucumbieron al instinto pronto quedaron sumidos en un deterioro irreversible que les provocó la muerte prematura. Los que no probamos nunca la carne tenemos la posibilidad de vivir muchos más años, quizás sea porque nuestro organismo se ha ralentizado o simplemente un regalo del destino por nuestro dominio. Aun así debemos asistir a grupos de apoyo para controlar nuestro deseo insaciable de carne humana. Mi grupo de apoyo se llama GULA (Gomias Unidos sin Límites Anónimos). ¡Vale! El nombre es tremendamente estúpido pero es un pequeño chiste personal. Nos hace gracia.
Creo que a la próxima reunión invitaré a mi vecino One porque cada vez mira con más deseo a mi precioso diamante de gould, al que yo llamo Brillitos.
Debo contaros que a pesar de que mis dotes para el baile han menguado de manera increíble también me desapareció la alergia a las orquídeas, sin olvidar que he ganado unas jaquecas impresionantes y con ellas visiones que no logro entender. Cada vez veo fragmentos diferentes, pero todo parece hilado, fruto del mismo suceso. Técnicamente he vivido más años de los que los seres humanos pueden soñar, pero a pesar de eso sigo encariñado de mi existencia y de mi pájaro, por ello el futuro incierto que veo no me gusta. Parece que a este mundo no le queda mucho y todo depende de un anónimo adicto a internet. Lo único que veo claramente es que a ese suceso lo llamarán el Big Boom.

Sarai Punzano

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