El 3 de noviembre de 2016 Pepe empezó el día explicándonos un nuevo tema de historia sobre los Reyes Católicos. Mientras explicaba, entró Carmen junto a otra chica. Era una chica de media estatura, y de sonrisa tímida.
Parecía estar muy alegre por la expresión de sus ojos, y por la cara de
sorpresa y alegría que puso Pepe.
Pepe nos
explicó que Vanessa, que así era como se llamaba la chica, fue alumna suya en 5º y 6º de Primaria, como yo ahora. Después de esto, Vanessa nos explicó
que estaría con nosotros hasta Navidad, pero luego volvería en el mes de
febrero. También nos contó que era estudiante de
Magisterio, es decir, que estaba preparándose para ser maestra, y prueba de
ello fue que, los siguientes meses siempre me echaba una mano, especialmente en las clases de
Matemáticas, Lengua, y a veces en Valenciano.
En ese tiempo, me dio la sensación
de que era una chica muy responsable, y paciente, especialmente conmigo y con Luis,
que necesitábamos siempre sus toques de atención, además de los de Pepe. Tampoco podré olvidar
lo exigen que era, no solo consigo misma, sino también con nosotros.
En diciembre, Vanessa nos explicó
la unidad de fracciones, y lo hizo con actividades que ella había hecho y
diseñado. Fue divertido ver los nombres de mis compañeros, y el mío, en los
enunciados de los problemas, pero además de eso, y lo que justifica que Vanessa
fuera exigente, era que siempre, al final de cada clase, nos preguntaba si
habíamos entendido la clase y si teníamos dudas, o incluso nos pedía que escribiéramos
qué nos había gustado y qué no.
Los tres meses que estuvo con
nosotros fueron los mejores de todo el curso, porque me ayudó a centrarme en
clase y tratar de prestar algo más de atención. Espero que llegue a ser una
buena maestra.
Excelente trabajo Vanessa. Nos vemos mañana en clase.
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