Soy
alumna del colegio La Salle Alcoy. El año pasado tuvimos en clase de 4º de Educación
Primaria a una maestra nueva. Ella no era como la profe Carmen. Andrea era
mucho más joven. Era algo bajita, morena, con el pelo muy largo y liso. Parecía
una adolescente. Vestía como mi hermana Claudia, que tiene 16 años, por eso
todos al principio pensábamos que era estudiante de la ESO y que venía a ayudar
a Carmen porque estaba castigada o algo por el estilo. Recuerdo que el primer
día que vino, los trabajadores de secretaría se le acercaron para decirle que
los alumnos/as de ESO y Bachillerato tenían que entrar por la puerta trasera
del colegio y no por la del profesorado. Ella no paraba de reírse.
Lo
que más me gustaba de Andrea es que era amable, generosa, imaginativa y siempre
aparecía con una sonrisa en la cara. Esto nos ayudaba cuando andábamos un poco
tristes, ya que siempre tenía unas palabras bonitas con las que alegrarnos el
día.
Un
día, en la asignatura de Lengua, la profe Carmen tuvo que asistir a una reunión.
Andrea tomó las riendas de la clase y nos explicó los contenidos de la sesión.
En el libro aparecía la estructura de una receta de cocina. Nos propuso
aprender la estructura de esta haciendo nosotros mismos una receta de verdad.
De esta forma, todos los alumnos/as de la clase haríamos una, la escribiríamos
y la cocinaríamos, con ayuda de nuestros papás y mamás, para posteriormente
presentarla ante el resto de los compañeros/as. El viernes a la hora del recreo
teníamos que llevar nuestras recetas escritas, con cada ingrediente y cantidad
correspondiente y el producto final, para poder disfrutar de un almuerzo
conjunto. Carmen y Andrea también trajeron sus propias recetas. Andrea hizo una
coca de chocolate que estaba buenísima. ¡Todos queríamos coger un trozo!
Además, el resto de niños y niñas que estaban en el patio también se acercaron
a probar nuestras recetas, al igual que el resto de maestros. ¡Había comida
para todos!
Creo
que fue uno de los días más divertidos del curso. Cada uno de nosotros
estábamos muy orgullosos de nuestro almuerzo y además todos llevamos nuestra
tarea hecha. Porque las cosas con ilusión siempre las hacemos mejor y con más
ganas.
Otra
de las cosas que me encantó hacer con Andrea fue la coreografía de la gala de
Navidad. Carmen tuvo que ausentarse unos días del cole y ella preparó la
música y la coreografía. No me gusta presumir, pero yo creo que fue la mejor
actuación de la gala. Fue toda una sorpresa, puesto que todos nosotros
empezamos la actuación desde las gradas y no desde el escenario. De esta
manera, subimos poco a poco hacia la tarima haciendo nuestros pasos de baile.
Creo que fue toda una sorpresa para los familiares. ¡Fue una sensación extraordinaria!
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