“La realidad es mucho mejor cuando se imagina.” Así define su trabajo el gran artista británico Nigel Van Wieck (1947), autor de esta obra. En lo que respecta a su trayectoria, tras haber estudiado en Europa y conocer la obra de los grandes maestros norteamericanos, Wieck supo cual era su estilo, claramente influenciado por artistas realistas contemporáneos y en poco tiempo, él mismo se convirtió en uno de los más destacados.
Por otro lado, viendo las pinturas de Wieck, es imposible no sentir la influencia del gran artista Edward Hopper (1882-1967). Los cuadros de Hopper envuelven al espectador en una atmósfera silenciosa, que tiene lugar en escenarios melancólicos, con pocos personajes que no interactúan entre sí o con un único personaje solitario. Asimismo, sus semblantes taciturnos y ensimismados, transmiten al espectador: soledad e introspección. Otro aspecto curioso de la obra de Edward Hopper, es la fuerza visual puramente cinematográfica que influyó en el cine de manera notable y cuyas obras sirvieron de inspiración para numerosos escenarios de películas. Tanto es así, que el director de cine Alfred Hitchcock, confesó en repetidas ocasiones su fascinación por la obras de Hopper y es posible ver en sus películas, escenarios prácticamente calcados de sus obras.
Por este motivo, buscando información sobre Edward Hopper para publicar en este post, me encontré con el autor de esta obra, Nigel Van Wieck, el cual ha sido un grato descubrimiento. Del mismo modo que Hopper, las obras de Van Wieck hablan sobre el silencio, y reflejan una nueva forma de entender la soledad, mostrando como el ser humano del siglo XX y XXI se encierra en sí mismo, se desconecta de sus semejantes y vive rodeado de paisajes tan bellos como melancólicos. Asimismo, sus personajes incluso rodeados de gente, son capaces de transmitir soledad, lo que habla de la ironía de una sociedad que, aunque vive conectada, se siente cada vez más sola.
Por otro lado, lo que más me fascina de este autor y del mismo Hopper, es la capacidad de hacer que el espectador llegue tarde a la escena. De forma que, solo es capaz de adivinar un fragmento de la historia, ya que sus personajes aunque estáticos, ensimismados y taciturnos, transmiten la sensación de que existe una historia que, como espectadores, no se nos permite permite conocer y que solo somos capaces de imaginar.
Por todo ello, cuando veo esta escena de la chica en el metro, no puedo evitar escuchar la canción The sounds of silence (1964)de Simon y Garfunkel. Es una canción preciosa que he escuchado mil veces en el tren y que habla sobre oscuridad, silencio y en definitiva, sobre soledad. Para mi, es una canción para escuchar atentamente, su letra es maravillosa y creo que no puede evocar mejor, escenas como las que reflejan Wieck y Hopper en sus obras.
The sounds of silence (1964)
Hello darkness, my old friend
I've come to talk with you again
Because a vision softly creeping
Left its seeds while I was sleeping
And the vision that was planted in my brain
Still remains
Within the sound of silence
In restless dreams I walked alone
Narrow streets of cobblestone
'Neath the halo of a street lamp
I turned my collar to the cold and damp
When my eyes were stabbed by the flash of a neon light
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