martes, 30 de abril de 2019

Música y arte



“Un café por la noche visto desde fuera. En la terraza están sentadas pequeñas figuras bebiendo. Un enorme farol amarillo ilumina la terraza, la fachada de la casa, la acera, e incluso extiende su resplandor hasta la calle adoquinada que adquiere una tonalidad rosa-violeta. Las fachadas de las otras casas de la calle, que se alarga bajo el cielo estrellado, son azul oscuras o violetas; ante ellas se encuentra un árbol verde. Aquí tienes un cuadro nocturno sin negro, sólo con un bello azul, con violeta y verde; y en este ambiente la plaza iluminada se tiñe de un pálido amarillo azufre y verde limón”. 

Así describía Van Gogh su cuadro Terraza de café por la noche (1888), el famoso café que solía frecuentar en Arlés. En esta obra, el artista plasma la terraza del Café de la Place du Forum, en Arlés, por la noche. El bar y los locales nocturnos eran uno de los temas tópicos de la pintura impresionista y puntillista como lugar de encuentro y de la “vida moderna”.

Una de las curiosidades encontradas tras leer sobre el autor y su obra, contrariamente a lo que se suele pensar, la localización no corresponde a París, sino a Arlés, donde Van Gogh emigró en busca de la tranquilidad e inspiración que podrían proporcionarle los paisajes provenzales. 

Se trata del único exterior puramente urbano que Van Gogh pintó durante su estancia en esa pequeña ciudad. Este cuadro constituye su intento por plasmar el verdadero color de la noche –tras Noche estrellada sobre el Ródano, con el que no quedó del todo satisfecho–, Van Gogh había observado que los nocturnos clásicos abusaban del negro y de las tonalidades grises, y eso chocaba con la realidad que él percibía. Para Vincent, la noche resplandecía repleta de colorido y se mostraba convencido de poder reflejarlo sin necesidad de oscurecer, de manera artificial, las imágenes diurnas. En su opinión, el secreto residía en seguir a rajatabla la máxima impresionista que imponía pintar los exteriores in situ: las luces del firmamento no merecían ser reproducidas de memoria.

Por todo ello, de este lienzo, me fascina la “simpleza” de su significado y la sensación que proporciona al espectador de caminar por la calle empedrada y dirigirse hacia el café. Nunca Van Gogh transmitió mejor la alegría de una noche de verano.

Jack Johnson, en su álbum From Here To Now To You, tiene una canción que consigue transmitir lo que Van Gogh con su obra, como esas que Hollywood siempre nos ha asegurado que se cantan ante una hoguera, por la noche, en una velada playera, con una guitarra acústica; I Got You.

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