La educación en 2040…Hemos cambiado demasiado el chip
Querido Pedro de 2019, te escribo
desde el 2040 para comentarte que ya no enseñamos. Siento que las primeras
palabras que tengas que leer en esta entrada sean esas. Sé que puede sonar raro,
pero desde las reformas que introdujo en 2023 el ministro Bona la práctica
educativa no ha vuelto a ser la misma. Recuerdo con gracia la conversación con
mis colegas el día que César Bona entró al ministerio de educación:
- Ahora corregiremos con varita
mágica en vez de con boli.
- Los alumnos impartirán quince
minutos de cada sesión mientras los docentes toman apuntes.
- No, no, mejor… Los alumnos
impartirán quince minutos de cada sesión, las familias otros quince y los
quince que quedan se dedicarán para charlar sobre qué les parece el menú que
hay en el comedor.
No hemos llegado a los extremos
que predecíamos a modo de mofa pero nos aproximamos. ¿Sabes qué? Si en 2019
nuestra profesión ya estaba poco valorada no te puedes hacer a la idea de cómo
está hoy en día el panorama. Ahora ya no enseñamos, únicamente nos dedicamos a
controlar que el alumnado que busca en internet la información no se meta a
páginas raras ni instale virus en los dispositivos. Y sí, digo nos dedicamos
porque ya no estamos solos en clase, nos acompañan cuatro familiares del
alumnado en cada sesión ya que, obviamente, la educación es cosa de todos. El
otro día, cinco padres vinieron a dar un
taller en clase de matemáticas, el taller se llamaba: “resolución creativa de
problemas matemáticos mediante algoritmos emocionales y cooperativos basados en el modelo
operacional de multiplicidad de sistemas mentales” ¡Qué emoción! Me pareció
precioso poder contemplar como mis alumnos resolvían una división de dos cifras
con calculadora entre cinco… qué maravilla esto de cooperar y esto de que las
familias se involucren tanto.
Las tecnologías han evolucionado
mucho más, ahora en las clases el ordenador es el que guía la sesión, nosotros
únicamente debemos enchufarlo a las nueve de la mañana y apagarlo a las dos. Cada
alumno tiene una pantalla táctil incorporada en la mesa con la cual pueden
disfrutar de las ventajas educativas que ello supone como, por ejemplo, que los
Kahoot se hacen más rápido.
Se me olvidaba comentarte otra
cosa, una de las pocas que no han cambiado: los inspectores e inspectoras
siguen siendo igual de simpáticos. Cada mes se pasean por el colegio con esa
amabilidad característica derrochando amor y paz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario