sábado, 27 de octubre de 2018

Asamblea musical


Decía Frida Kahlo que “todos somos una parte insignificante pero importante de un todo del que todavía no tenemos conciencia”. De este modo, es como me gustaría darles voz a esas mujeres que durante un tiempo se sintieron insignificantes, esas mujeres que lucharon por tener un papel en un mundo gobernado y dirigido por hombres.

Con ello este viaje comenzará a partir del siglo XVI. Concretamente nos moveremos por algo tan importante como lo fueron los claroscuros y las representaciones del Barroco. El siglo XVI fue una época en la que el absolutismo estaba en auge, es decir, todo estaba dirigido por el rey, y era el único que podía hacer y deshacer a su antojo, ya que los teólogos consideraban que quien ejercía ese importante cargo de la nobleza, lo era “por la gracia de Dios”.

En lo que se refiere al arte, y en concreto a la pintura, el Barroco se caracterizaba por la representación de hechos cotidianos y, por tanto, la naturalidad del día a día de la sociedad. De este modo, con la pintura se buscaba el realismo, se pintaba destacando el color sobre las sombras y sin detalles significativos, pero sí con la precisión de las formas, además también abundaban las líneas rectas y la profundidad, de ahí la importancia del uso de la luz. Un ejemplo de ello es La vocación de San Mateo, de Caravaggio.


Y aquí es cuando entra en importancia el papel de Artemisia Gentileschi (1593-1654). Esta artista sufrió desagradables episodios a lo largo de su vida y eso, al igual que muchos otros personajes, lo reflejaba en sus obras. Artemisia utilizó la pintura para representar el dolor, la angustia, el odio y la belleza, lo que también la convirtió en un claro referente de la pintura caravaggista.

Artemisia aprendió las técnicas de Caravaggio gracias a su padre, que tras observar el talento de su hija le asignó un maestro privado que le ayudaría a aprender en profundidad, ya que debido a su condición de mujer no podría acceder a una escuela de Bellas Artes.

Agostino Tassi fue elegido para continuar con la formación de Artemisia, pero esto más que alivio le causó sufrimientos en su vida. Tassi violó a la artista, intentó asesinar a su madre y robó a su padre. Artemisia tuvo que someterse a exámenes ginecológicos para demostrar el daño sufrido por su maestro y estuvo expuesta a grandes humillaciones, lo que provocó que el resto de su vida estuviera marcada por todos los hechos ocurridos.

Su padre intentó ayudar a su hija casándola con un respetable y modesto pinto, pero la artista continuaba viviendo con sus dramas internos, los cuales se pueden ver muy bien reflejados en la obra Judith decapitando a Holofernes, donde además se observa la influencia caravaggista.


En esta obra se representa uno de los hechos descritos en el Antiguo Testamento. Judit era una viuda judía de la cual se enamoró el general Holofernes en plena guerra. Holofernes quería hacer desaparecer la ciudad de Betulia, y Judit a modo de venganza, entró en su propiedad, engañó al general haciéndole ver que estaba enamorada de él, y a partir de ahí aprovechó su estado de ebriedad para decapitarle.

En la obra representada por Artemisia, además de los protagonistas, también aparece la figura de la criada, la cual ayuda a Judit a decapitar al general. Este fue el modo de la artista de representar su dolor por el daño causado por Tassi, y de demostrar el poder de las mujeres. Con ello, Artemisia se convirtió en una de las mujeres más representativas en el mundo artístico del siglo XVI.

Por lo que respecta a la música, en este caso el barroco fue la época de la proliferación de la música clásica. En el siglo XVI apareció la figura de la orquesta y se introducían instrumentos de cuerda como el violín o la viola, a los que además se añadían instrumentos de percusión. También se puede destacar el uso de melodías graves y el acompañamiento de instrumentos armónicos como el arpa, el laúd o el órgano.

Tras estas características significativas se destaca la figura de Francesca Caccini, la primera mujer compositora de ópera de la historia. Caccini tuvo la suerte de criarse en un ambiente de músicos que le llevaron a convertirse en la cantante de la corte de los Medici, además de ser conocida en Europa. La compositora escribió cinco obras, de las cuales solo se conserva una, La liberazione di Ruggero dall’isola d’Alcina, y que fue encargada por Christina de Medici para celebrar la llegada de los príncipes de Polonia a la corte.

Hasta la próxima entrada os dejo con algunos de los fragmentos de la obra mencionada.

1 comentario:

  1. Una magnífica entrada que sirve tanto como historia del arte como de la música. Excelente trabajo.

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