En 2016 yo estaba en 3ºde
Educación Primaria y el recuerdo que tengo de ese curso es diferente al resto.
Lo recuerdo como un curso divertido, lleno de aprendizajes nuevos y ¡con dos
profesoras!
En noviembre
entró el director del colegio a clase presentándonos a Raquel, una chica joven de
21 años que llegó a clase llena de vitalidad, entusiasmo y con muchas ganas no
sólo de enseñar, sino también de aprender con nosotros. Nos contó que hace unos
cuantos años ella también había estado sentada donde nosotros lo estamos ahora,
que volvía al colegio con un grato recuerdo y con la intención de hacer
prácticas como profesora ya que eso es lo que quería ser en un futuro.
Sin duda alguna,
lo que más me gustó fue la manera en la que daba las clases. Ella nos enseñaba
lengua, valenciano y naturales. Solía prepararse presentaciones divertidas que
proyectaba en la pizarra digital, también se inventaba juegos para que
aprendiéramos vocabulario nuevo, o hacíamos concursos como el de Pasapalabra,
incluso llegamos a investigar y a descubrir por nosotros mismos los grupos en
los que se dividen los animales.
Fueron unos
pocos meses llenos de ilusión y trabajo donde Raquel demostró tener mucha paciencia
y ser una persona responsable, creativa y muy organizada. Lo que más que me
llamó la atención de ella es que se alegraba de nuestros logros incluso más que
nosotros mismos, que siempre dejaba un rato de la clase para las dudas y las
respondía con mucha amabilidad, además, si alguien seguía sin comprender algo
lo explicaba de manera diferente.
A día de hoy
sigue viniendo por el colegio para saludar y preguntarnos qué tal nos va, yo
siempre le doy un gran abrazo y le digo que ninguna profesora nos ha vuelto a
hacer juegos como ella y que le echamos mucho de menos. Estoy seguro de que algún día logrará su
sueño de ser profesora, y cuando lo sea, será de las mejores.
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